Una novedad interesante ha sido la reacción de los estudiantes frente a la educación en línea, para ellos tiene baja calidad y es más barata. Sobre lo primero la actitud no se sostiene tanto en la experiencia como en el prejuicio que casi toda la comunidad académica comparte respecto de esta modalidad. Sobre lo segundo, que impacta en mayor medida a las universidades privadas, hay dos factores que inciden, de una parte el golpe que la pandemia está teniendo sobre la economía familiar, y que si bien afecta primero a las familias con ingresos que provienen de actividades independientes, se va extendiendo al resto de trabajadores dependientes; y de otra parte está la convicción de que las inversiones necesarias para mudarse de una modalidad a otra no equivale a los costos de mantener el campus funcionando. 

La Federación de Estudiantes del Perú (FEP) en su comunicado del 29 de abril[1[, demanda para los estudiantes de las públicas la exoneración de todo pago (carné, derecho de matrícula, seguro, etc.), la adjudicación de un bono de 380 soles mensuales mientras dure el aislamiento social y laptops con conectividad para los estudiantes de bajos recursos. En el caso de las privadas se demanda la reducción del costo del crédito entre 30% y 50%, y que se amplié el plazo de cierre de dos años a universidades no licenciadas.

Una encuesta realizada por los estudiantes de la PUCP en marzo, nos da algunas cifras sobre las dificultades económicas de los estudiantes (15%), los problemas de acceso a equipos e internet (16.4% no tiene laptop y 38.5% dificultades con internet), el acceso a materiales y equipos en cursos prácticos (8%), y la falta de buenas condiciones en su hogar para realizar las actividades académicas.

En Estados Unidos los estudiantes de Columbia, Brown, Penn, Purdue, han iniciado demandas contra sus instituciones porque consideran que cuando los campus cierran en medio de la pandemia de coronavirus, deberían haber tenido derecho a la devolución de más dinero. Este tipo de recamos se ha extendido a California, Florida, Carolina de Norte y Arizona. En otros lugares, como en Chicago los estudiantes están llamando a una huelga de matrícula pidiendo una rebaja de 50% en los costes de sus estudios.

En el caso peruano, varios de los reclamos han sido atendidos brindando recursos para equipamiento, reducción del costo del crédito que en algunos casos ha llegado al 15%, tratamiento preferencial para casos que lo ameritan, becas permanencia y de pregrado. Y, finalmente la ampliación del plazo de cierre de universidades no licenciadas por tres años más[4] .

En cuanto a la calidad, hay que comenzar diciendo que todos estamos aprendiendo sobre esta nueva modalidad para aprovecharla mejor, y como es un asunto en la que hay dos partes interesadas es importante conocer la opinión de los estudiantes. Sobre este tema recién se están produciendo alguna información que conozco fragmentariamente[5]. Pero se han realizado algunas investigaciones con anterioridad, y otras recientes fuera del país que pasaremos a resumir.

Para los estudiantes que participan voluntariamente en contextos de aprendizaje virtual, los problemas suelen relacionarse con la falta de formación de los docentes en el manejo de TICs, baja frecuencia de interacción con profesores, y poco cuidado en los materiales utilizados. Destacan las posibilidades de trabajo y comunicación con los demás estudiantes, el fortalecimiento de su autonomía, el manejo de una herramienta que les permitirá seguir desarrollándose en el futuro, y la adaptabilidad a la situación personal y laboral.

Aproximaciones recientes en el contexto de la pandemia traen alguna información relevante. Una empresa de venta de software de apoyo al aprendizaje, Top Hat, hizo una encuesta a universitarios canadienses, que fue contestada principalmente por estudiantes de los dos primeros años, sobre su experiencia con los cursos en línea. Los resultados son reveladores, 68% esta disgustado con este abrupto cambio y consideran que lo que reciben es peor a lo que recibían en las clases presenciales, 28% dicen tener dificultades con la navegación o uso de herramientas en línea, 22% tienen problemas de acceso a los materiales de aprendizaje en línea. Sin embargo, a pesar de todo, se identifican con su institución y profesores, 70% dicen que su universidad ha respondido entre bien y excelente, y 66% dicen lo mismo de sus profesores. Pero hay un 25% que opina que su institución ha empeorado durante la crisis, y una proporción similar tiene grandes dudas sobre si matricularse en el ciclo siguiente.

De acuerdo con Kevin Kelly, consultor de PhilonEdTech que analiza la encuesta de Top Hat aplicando un método de análisis de las emociones ideado por Robert Plutchik encontró que "ansiedad" es el estado que mejor define al 52% de los estudiantes, pero que ello se traduce "molestia" y en menor medida en "enojo". De otro lado hay un 23% "contento" con la educación en línea, y 38% que la toma con "tranquilidad".

Para investigadores reconocidos como Vincent Tinto, de lo que se trata es de equilibrar los aspectos académicos y sociales de la experiencia de aprendizaje, para impulsar la persistencia del estudiante y alcanzar tanto los logros personales, como institucionales. Para ello deben tener actividades formales e informales en contextos sociales y académicos, lo que llamamos actividades extracurriculares como cine, teatro, deporte, conferencias, charlas, tertulias, etc. en las que se interactúa con otros estudiantes, profesores, personal administrativo. Y es todo esto lo que falta en el formato actual de la educación en línea.

Los estudiantes sugirieron básicamente dos cosas que asegurarían su retorno al ciclo siguiente, una extensión en los pagos de matrícula, y facilidades para conectarse con el personal de apoyo del campus, y estarían más contentos si hubiera algunas actividades presenciales[6]. De acuerdo con Carolyn Hart, otra investigadora del tema, lo importante para que los estudiantes persistan es: la autoeficacia, el sentido de pertenencia y el valor percibido del plan de estudios.

Notas

[1] FEP Facebook https://bit.ly/2Meeqex 

[2] SUNEDU https://bit.ly/2TSwgrz  

[3] Varias universidades han hecho algunos sondeos, pero no conocemos sus resultados.

[4] Sobre este punto una encuesta abierta en internet para estudiantes norteamericanos muestra que para el retorno a clases de otoño prefieren lo presencial, y si hay algo en línea estarían dispuestos a horarios flexibles por bloques, o en los que lo presencial y en línea se haga a la vez (Jaschik, S., 2020).

Referencias:

Barrón, H. (2004). Seis problemas de los sistemas universitarios de educación en Línea. RED: Revista de Educación a Distancia, (12), 3. Retrieved from https://www.um.es/ead/red/12/barron.pdf

Blanco Martínez, A., and Anta Fernández, P. (2016). La perspectiva de estudiantes sobre los entornos virtuales de aprendizaje en la educación superior. Innoeduca. International Journal of Technology and Educational Innovation, 2(2), 109. https://doi.org/10.20548/innoeduca.2016.v2i2.2032

Hart, C. (2012). Factors Associated With Student Persistence in an Online Program of Study: A Review of the Literature. Journal of Interactive Online Learning, Volume 11, 19–42. Retrieved from https://www.ncolr.org/jiol/issues/pdf/11.1.2.pdf

Jaschik, S. (2020). What Students Want. Retrieved May 26, 2020, from https://www.insidehighered.com/admissions/article/2020/05/26/students-want-fall-semester-close-possible-last-falls-surveys-show

Tinto, V. (2016). From Retention to Persistence. Retrieved May 29, 2020, from https://www.insidehighered.com/views/2016/09/26/how-improve-student-persistence-and-completion-essay

Kelly, K. (2020). Results from Top Hat’s COVID-19 Student Survey about Online Learning. Retrieved May 29, 2020, from https://philonedtech.com/results-from-top-hats-covid-19-student-survey-about-online-learning/